Verónica Gaete, de la U. de Chile, indica que "los padres chilenos son muy buenos para la crianza de
niños, pero deficientes como padres de adolescentes, porque provienen de una
sociedad paternalista. Además, las cosas han cambiado y hoy se requieren
habilidades que no necesitaron las generaciones anteriores". Otro factor
que favorece el consumo excesivo de los adolescentes es que los adultos no
están dispuestos a restringir su propio consumo y con eso dan un muy mal
ejemplo a los jóvenes, dice la experta. Para prevenir, destaca Gaete, es necesario
que los adolescentes desarrollen habilidades para que no sientan que dependen
del trago para interactuar más fluidamente.
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